Tu tipo de piel puede variar según los cudados que le dediques, tus hábitos de vida, tu alimentación, tu genética y otros muchos más factores... Pero ¿sabes qué tipo de piel tienes y que crema necesitas?
Pieles secas: este tipo de pieles suelen ser de poro pequeño y de aspecto quebradizo. En las pieles más jóvenes suele ser suave pero con el paso de los años se convierte en algo más áspera. Sus peores enemigos son el frío, el viento y el sol.
Recomendación: cremas ultra hidratantes con nutrientes intensivos y calmantes y sobre todo, una máxima hidratación para dejar una sensación en la piel de flexibilidad y suavidad.
Pieles grasas: son las más gruesas y duras, y la actividad de las glándulas sebáceas es mayor. El tono de piel siempre es más apagado que los otros tipos de pieles.
Recomendación: utiliza cremas hidratantes ligeras y de rápida absorción y sobre todo, debemos evitar todas aquellas que puedan dejar cualquier tipo de residuo grasiento sobre la piel. ¡Elige siempre el formato loción!
Pieles normales/mixtas: Las pieles normales son las más equilibradas y resistentes. Sus poros apenas son visibles y su aspecto es suave y aterciopelado. La piel de las mixtas suele ser algo más gruesa que las normales y tiene zonas más grasas como la nariz, el mentón y la frente.
Recomendación: cremas hidratantes ligeras y sedosas que mantengan el equilibrio en la piel y aportar una sensación de frescor. Conviene que la crema elegida sea también antiarrugas.
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